Dependiendo de quien no debo, he aprendido a no depender de nadie.
Dándome de bruces mas de mil veces, aprendí donde estaba el muro incluso yendo con los ojos cerrados.
Aprendiendo a recoger mis trozos, he aprendido a mantenerlos lejos de mi para no cortarme.
Curándome las heridas, aprendí a dejar de abrirlas. A dejar de hincar el dedo, hasta el punto de no poder controlar la profundidad de esta.
No basándome en el transcurso del tiempo, sin fijarme en si es Lunes o Sábado, me he dado cuenta de que solo yo puedo decidir cual es mi lugar, mi momento, lo que quiero vivir, la gente con la que quiero estar e incluso si quiero ser feliz o no.
Fijándome metas, manteniéndome ocupada, he entendido el sentido de la soledad. Que si no tengo tiempo de pensar, vivo mejor.
Cometiendo errores es como me he hecho mas fuerte, e incluso diría un pelín más egoísta.
Buscando a quien me busca, es como me he dado cuenta de quien merece la pena.
Luchando, es como me he dado cuenta que a veces es mejor darse por vencida, y otras que es mejor mantenerse firme a golpe de cañón.
17 de febrero de 2016
12 de febrero de 2016
Querido ángel de la guarda.
Noches eternas. En vela, ¿me ves?
Me rompo, ¿me cuidas?
Me pierdo, ¿me encuentras?
Dime, ¿Por qué te fuiste?
Las noches, empezaron a ser frías. Tanto como yo.
Volvieron mis pesadillas, dolorosas, cortantes.
Tengo la certeza, de que aunque estés lejos, sigues ahí.
Que aunque te estés perdiendo muchas cosas, estás ahí.
Pasarán miles de huracanes que igual que tu, con tu marcha, me destrozarán hasta el último pedazo que he conseguido recoger.
Pasarán miles de caras desconocidas por mi vida. Quizás se hagan conocidas durante un tiempo, o quizás solo un rato.
Pasará el tiempo, con todas sus consecuencias, como que no me verás crecer poquito a poco como persona, que cambiaré de forma de ser, que habré crecido, aunque parezca que sigo siendo igual de pequeña y que sigues sacándome esos cuatro dedos, no sonreiré por cosas que sonreía, igual dejo algunas aficiones, me centre mas en ellas o encuentre otras nuevas. Igual aprendo a ser menos ingenua, a no ahogarme en un vaso de agua, o a no sacarle punta a todo.
Me cuesta creer que estés lejos, aún no me acostumbro a no escuchar tu voz al otro lado del teléfono, a acostumbrarme a no escuchaste (porque joder como echo de menos tu voz), o a no tener los abrazos mas largos y más estrujaste que existen. Me cuesta creer, que no estás. Y que seguirás sin estar.
Me rompo, ¿me cuidas?
Me pierdo, ¿me encuentras?
Dime, ¿Por qué te fuiste?
Las noches, empezaron a ser frías. Tanto como yo.
Volvieron mis pesadillas, dolorosas, cortantes.
Tengo la certeza, de que aunque estés lejos, sigues ahí.
Que aunque te estés perdiendo muchas cosas, estás ahí.
Pasarán miles de huracanes que igual que tu, con tu marcha, me destrozarán hasta el último pedazo que he conseguido recoger.
Pasarán miles de caras desconocidas por mi vida. Quizás se hagan conocidas durante un tiempo, o quizás solo un rato.
Pasará el tiempo, con todas sus consecuencias, como que no me verás crecer poquito a poco como persona, que cambiaré de forma de ser, que habré crecido, aunque parezca que sigo siendo igual de pequeña y que sigues sacándome esos cuatro dedos, no sonreiré por cosas que sonreía, igual dejo algunas aficiones, me centre mas en ellas o encuentre otras nuevas. Igual aprendo a ser menos ingenua, a no ahogarme en un vaso de agua, o a no sacarle punta a todo.
Me cuesta creer que estés lejos, aún no me acostumbro a no escuchar tu voz al otro lado del teléfono, a acostumbrarme a no escuchaste (porque joder como echo de menos tu voz), o a no tener los abrazos mas largos y más estrujaste que existen. Me cuesta creer, que no estás. Y que seguirás sin estar.
Querido ángel de la guarda, cuida de mi.
1 de febrero de 2016
1, 2, 3... Cuenta, respira.
Joder, me ahogo.
Estoy harta de ser la buena de la película, y que al final acabe rota y recogiendo mis pedazos. Lamiendo mis propias heridas, y cayendo de nuevo.
¿Por qué no sé?
1, 2, 3... Cuenta respira.
Joder, me odio.
Estoy en un bucle sin salida, y de aquí a un tiempo no sé quien es quien. No se quien soy.
¿Quién soy?
1, 2, 3... Cuenta, respira.
Joder, me canso.
Estoy débil, en mi nube gris que sólo hace que precipitar.
¿Cuándo bajo?
1, 2, 3... Cuenta, respira.
Joder, me pierdo.
Estoy ahí, pero no se si del todo. Mi cabeza vuela, y mi cuerpo... Simplemente está ahí. Tan blanca como siempre, sin sentir si me rozan, sin hablar. Pero con cuchillos por dentro y chillando a pleno pulmón.
¿Dónde estoy?
1, 2, 3... Cuenta, respira.
Estoy harta de ser la buena de la película, y que al final acabe rota y recogiendo mis pedazos. Lamiendo mis propias heridas, y cayendo de nuevo.
¿Por qué no sé?
1, 2, 3... Cuenta respira.
Joder, me odio.
Estoy en un bucle sin salida, y de aquí a un tiempo no sé quien es quien. No se quien soy.
¿Quién soy?
1, 2, 3... Cuenta, respira.
Joder, me canso.
Estoy débil, en mi nube gris que sólo hace que precipitar.
¿Cuándo bajo?
1, 2, 3... Cuenta, respira.
Joder, me pierdo.
Estoy ahí, pero no se si del todo. Mi cabeza vuela, y mi cuerpo... Simplemente está ahí. Tan blanca como siempre, sin sentir si me rozan, sin hablar. Pero con cuchillos por dentro y chillando a pleno pulmón.
¿Dónde estoy?
1, 2, 3... Cuenta, respira.
FRIO.
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